Reflexionemos acerca del papel que tiene la educación y el futuro del aprendizaje.
A lo largo de este mes hemos publicado distintas entradas en torno a las habilidades blandas, su definición, sus aplicaciones y la forma en que nos benefician. En general, una habilidad es una herramienta que aprendemos para desarrollar distintas capacidades sean sociales, espirituales, laborales, cognitivas, culturales, etc. Las habilidades blandas son una propuesta pedagógica enfocada al desarrollo de capacidades que faciliten la realización de actividades laborales y sociales, con el objetivo de crear ambientes de cooperación y unión. Como conclusión de esta serie de entradas reflexionaremos acerca de su papel que tienen en la educación y el futuro del aprendizaje.
Debido al panorama cada vez más complejo al que se enfrentan las personas, la educación se ve obligada a proporcionar habilidades para navegar la realidad que está atravesada constantemente por cambios políticos, económicos y sociales. Por otro lado, los trabajos ya no solo requieren de habilidades técnicas y manuales para producir en masa, ya que debido a las complejidades de la economía internacional los empleos exigen habilidades de pensamiento, de iniciativa, de relaciones interpersonales, de trabajar en conjunto, de crear soluciones justas para empleados, empleadores y consumidores.
Adquirir conocimientos es una parte fundamental para que las personas sean capaces de saber qué pasa en su realidad, sea a través de las ciencias o las humanidades. Pero también deben de crearse estrategias para que los educandos puedan aplicar los conocimientos en el mundo real, a la vez que sean capaces de convivir con las personas que conforman su entorno. Cada persona es única y la educación debe ayudar a desarrollar todo su potencial en términos de igualdad, es decir, que todos posean la mismas oportunidades tomando en cuenta las condiciones particulares de cada persona.
Los retos del siglo XXI plantean una serie de objetivos que deben de cumplirse para mejorar la calidad de vida de la creciente población: Crear profesionales que se interesen por lo que sucede en la sociedad, por mejorar la vida de otras personas y no solo se encierren en un área definida del conocimiento. Trabajar en la atención y aprendizaje de las personas, ya que en la actualidad el exceso de estímulos e información dificultan la asimilación y continuidad del aprendizaje. Así mismo, enlazar aquello que se enseña en la escuela con las necesidades de la esfera productiva, no solo se trata prepara a los estudiantes para trabajar, se trata de crear personas capaces de ayudar a innovar y crear soluciones para los cambios y problemáticas actuales.
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Lo anterior tiene el propósito general de crear ciudadanos informados, capaces de contribuir a la toma de decisiones de su comunidad y de su país de manera democrática con el fin de lograr una reconstrucción del tejido social. Los países del llamado tercer mundo pueden desarrollar sus economías usando la educación como herramienta para promover cambios sociales, fomentar la no-violencia, la igualdad de género, empatía, erradicar los prejuicios, en lugar de mantener la separación entre los que poseen más y los que no tienen nada, en síntesis, crear un proyecto común de sociedad.
En Dédalo hemos apostado por el juego, como una forma de crear experiencias y significados compartidas para ayudar a jóvenes, maestros y padres a pensar en futuros posibles aún por explorar, a crear planes de vida dignos en los que puedan cumplir sus sueños y a crear vínculos con su comunidad y cultura para que todos salgamos adelante.
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Referencias:
Delors, J. - “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro
Por: Andrés González
Investigador de Magia en Dédalo México, estudió filosofía en el Claustro de Sor Juana, está interesado en conocer nuevas pedagogías que respondan a las problemáticas contemporáneas.
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